...Lo escuché en un semáforo y me dieron ganas de saber más. Pero aquel padre y ese hijo preguntón, desaparecieron por Concha Espina. Me dio tiempo a fijarme en la reacción del padre; cuyo ceño sufrió un fruncimiento severo para no recuperar el gesto de seguridad que lucía junto a su metro noventa bien sostenido por tirantes rojigualdos. El hijo sólo preguntó, el padre -lo tengo claro- respondió.
Ahí va un atlético latente, me dije. El hecho de dudar demuestra que el niño apunta maneras... pero sobre todo dudas; esenciales para ser un seguidor del equipo que más hace sufrir del mundo. Y es que al Atleti se llega fundamentalmente de tres formas: Una, por traspaso/herencia familiar; dos, porque tus padres no sean aficionados y coincida con que en tu infancia el Atleti esté haciendo una buena campaña, de este modo no tienes influencia en casa y estás en mano de la tele; y tres, por joder, por llevar la contraria, por rebelarte contra tus padres.
Ahí va un atlético latente, me dije. El hecho de dudar demuestra que el niño apunta maneras... pero sobre todo dudas; esenciales para ser un seguidor del equipo que más hace sufrir del mundo. Y es que al Atleti se llega fundamentalmente de tres formas: Una, por traspaso/herencia familiar; dos, porque tus padres no sean aficionados y coincida con que en tu infancia el Atleti esté haciendo una buena campaña, de este modo no tienes influencia en casa y estás en mano de la tele; y tres, por joder, por llevar la contraria, por rebelarte contra tus padres.
Ese chico* del semáforo terminará por seguir preguntando por mucho que se lo reprima su padre. Ese chico quiere abandonar la seguridad para abonarse a la vida adulta de caminos empedrados e incómodas facturas, de complicados entramados emocionales, decisiones imposibles, mezcladísimos grises ausentes de blancos y negros, llantos con o sin motivo, piel de gallina al escuchar Pongamos que hablo de Madrid (Sabina), resbalones a tiempo, caídas en seco (y sobre mojado), lucha constante, batallas perdidas... De ser feliz sufriendo... no por sufrir, sino por superar o simplemente por saber que estás vivo.
Dice Harvey, el padre de Paul Newman en La gata sobre el tejado de zinc (Richard Brooks, 1958) en mitad de un ataque de dolor, que no quiere la morfina, porque el dolor le demuestra que está vivo...
Y a pesar de todo, de este discurso de autoconvencimiento y reafirmación metafutbolera, al día siguiente de cada partido, seguiré preguntándome ¿Por qué fui del Atleti?
Salud!
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*Aviso: El chico nada tiene que ver conmigo. Lo único que nos une es la duda perenne.
Comentarios
M.
Y maravilloso el párrafo de ‘ese chico’, aunque tampoco soy él, también se me pone la carne de gallina con esa canción.
isa
P.D: ojo con ganarlo todo, que ya estoy viendo rostros desolados, confusos, perdidos. Aficionados yéndose a otro equipo para poder respirar derrota de nuevo.
Yo era del Barcelona, por influencia mastodóntica de mi abuelo castellonense. Sin embargo, vivo en Madrid y soy madrileño. Y no hablo de localismos ni nacionalismos sino de kilómetros. Un día me planté en el Calderón en 5 minutos, y luego vino otro día y otro día, todos con sus 5 minutos de ida, 90 de magia y otros 5 de vuelta. ¿A Barcelona? ¿El BarÇa?No. Lo siento, abuelo. A la ciudad Condal no llego por mucho AVETREN que haya - no confundir con el aditamento sopil -.
¡Qué manera de gozar!
enhorabuena...!!!!
la del Rey os la pondrán más difícil.....no se yo.....pero habrá que intentarlo....suerte..!!!!