Fabio Carabeo
Ayer me subí a un autobús, como todas las mañanas, para ir a trabajar. Pero este trayecto fue diferente. Nada más entrar, de nieve hasta arriba, me sentía más ligero -sin culpas pesadas-, más descargado. Las ideas fluían divinamente, los rencores se habían convertido en una leyenda, porque mi cabeza no recordaba haber sostenido ninguno. Estaba deseoso de abrazar a alguien, de ayudar al pasajero más necesitado. Tenía ganas de recitar estrofas de José Luis Perales e incluso cantar el "Clavelitos"... ¡Ah, qué dichoso era!
Miraba al vacío, sonreía, la felicidad reinaba dentro de mí. Quería dar gracias constantemente a todo el mundo. La vida es maravillosa, susurraba para mis adentros. Pero tuve que bajarme y cambiar de trayecto. Al poner el pie en el suelo, volvió la mala leche, el dolor en la pierna, la carraspera, las tareas pendientes, el frío, el empaste roto, el fin de mes y el cabreo por haberme dejado las llaves en casa... Cuando se alejó el autobús leí en su parte trasera: DIOS SÍ EXISTE, DISFRUTA DE LA VIDA EN CRISTO. Entendí que me había subido durante un rato al regazo del Señor.
Miraba al vacío, sonreía, la felicidad reinaba dentro de mí. Quería dar gracias constantemente a todo el mundo. La vida es maravillosa, susurraba para mis adentros. Pero tuve que bajarme y cambiar de trayecto. Al poner el pie en el suelo, volvió la mala leche, el dolor en la pierna, la carraspera, las tareas pendientes, el frío, el empaste roto, el fin de mes y el cabreo por haberme dejado las llaves en casa... Cuando se alejó el autobús leí en su parte trasera: DIOS SÍ EXISTE, DISFRUTA DE LA VIDA EN CRISTO. Entendí que me había subido durante un rato al regazo del Señor.
Por un momento me hice creyente, pero la señora que se bajó del autobús a la vez que yo desmontó mi incipiente pasión: Cuando subió usted le observé y me dije, voy a meterle una cebolla en el bolsillo. Es especial. Hacen que uno se sienta mejor. Las compro en Manzaneque. Gracias, contesté. Le pedí un par para los próximos días, me las dio de buena gana, llegó mi autobús y nos despedimos. El efecto de este tipo de cebolla, al parecer, caduca cuando uno quiere; pero no me aclaró en función de qué. Como tengo dos, probaré...
Comentarios
A veces...puede ser una cebolla,otras...cualquier cosa que te haga sentir bien.
En la vida hay muchos talismanes,que cuando se usan pueden cambiarte el dia,una temporada,incluso la vida.
Un saludo
Qué Vao hijo, anda, come cebolla.