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SUSTRAÍDO BAJO EL MANTÓN AZTECA

Alejandro Sustraído de Villamente ha recibido un regalo muy especial estos días: una estantería con forma de serpiente, made in IKEA. Está feliz, es la que quería "de siempre". Hasta aquí todo en orden. Su chica, Oliva María Apodaca, sin embargo no expresa júbilo alguno. Más bien su rostro refleja cierta mofa, cachondeo picaresco. Pero si es preciosa, exclama él. Lo es, irónica ella. ¿Entonces cuál es el problema... por qué tienes esa cara de...? No sigas, Alejandro y piensa, recapacita, reflexiona, observa...

Alejandro, piensa, se toma su tiempo para dar salida a los demás verbos; pero nada. No entiende la actitud de Oliva. Pues yo te lo explico, pero sin acritud, eh, cariño... Condescendiente ella: ¿Has visto ese mueble que está en la entrada del piso? Sí. Vale, ahora acércate y levanta, ligéramente, el mantón que lo envuelve. ¡¡¡Hostiás!!! Sí, hijo mío, sí. Cuando la verdad o el recuerdo sale a flote... ¿uno se tambalea, verdad?

Lo que el mismo Alejandro ha destapado no es un mueble, sino una caja de cartón que lleva 3 años en el vestíbulo de su piso. Una caja que guarda un una estantería replegada sin estrenar de IKEA idéntica a la que le han regalado estos días. Ante la gran dejadez tan característica de Alejandro, Oliva, sarcásticamente colocó un mantel sobre la misma; mejor dicho, un mantón, con motivos aztecas. Y le dijo: A que al final se convierte en la mesilla "de dejar las cosas". ¡Cómo eres! Respondió él.

Ella estaba aplicando la máxima que un día leí en la ventanilla de un coche lleno de arena: y mugre de muchos días... meses... NO LO LAVE, PLANTE PINOS. Él se había olvidado por completo de la verdadera naturaleza del mueble de la entrada para incorporarlo al uso y disfrute de la utilidad cotidiana. Ahí Alejandro depositaba al llegar a casa: el pen drive, llaves, un botón, el mechero, alguna que otra pelotilla esponrtánea, la calderilla...

Lo práctico, pues, se impuso al serpenteo estético poco práctico (colocan más libros sobre las típicas baldas con escuadras metálicas que seguramente sobre estantería angulosa y poco posible)... Tres años después recuerda. Y ella se frota las manos. La satisfacción de tener razón y más a largo plazo no tiene precio. Así pues cayó Sustraído.

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La foto

*Dedicado a JJ.Pérez; fuente de inspiración para este post.
** Basado en hechos reales de Paquito el kioskero; conocido de Sambolo Peloto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pues sí... cuantas cosas no tendremos olvidadas bajo cualquier manto grasiento de nuestra memoria y, seguramente, son las que más añoramos ahora (aunque no lo sepamos)
Un abrazo...
J.J. Pérez ha dicho que…
Genial, tb se puede aplicar a las personas. ¿Quién sabe si ese funcionario de Hacienda en realidad es un mueble, perdón, un diplomado en Magisterio?

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