Estaba viendo la tele, despreocupado de todo, agarrado a un pomelo tamaño melón -con un palillo clavado en lo alto que atravesaba un sello falso del Rey- que le regaló La Sole hacía ya un rato. Martínez llevaba un par de días más muerto de lo normal; que es totalmente muerto. Veía la vida desde las ventanas de la cafetería, pero sin participar; si abría la puerta para salir al exterior, un clic en su cabeza le obligaba a rectificar la iniciativa, como un acto reflejo. Tipo… El Ángel Exterminador (Luis Buñuel), 1962.
El pomelo, atravesado por el palillo, sacó su verborrea y le sugirió que todo era una venganza de "la voz". Inmediatamente Martínez se separó de éste y le gritó ¡Por qué no te callas! ¡Quién te ha dado bola en este entierro! El pomelo, llamado Pepis, se rebotó, se cruzó de brazos y frunció el sueño. ¡Que te den, Martínez! Martínez, puso los pies sobre la mesa y le pidió a la camarera un emparedado con salsa de martirio. Estás más tonto... contestó ella. Y Pepi añadió: no se entera de nada.
Martínez, harto de no saber qué hacer con su muerte, decidió seguir viendo la tele. Estaba apagada, pero desde que está en este plan, mirar la pantalla en negro es lo que más le motiva. No sueña porque no duerme, no lee porque no quiere, no come aunque cree hacerlo, no canta porque nunca ha sabido, fuma porque en la cafetería se lo permiten y habla con el geniecillo que sale de vez en cuando por su pene sobre el significado de la vida; la muerte, de momento es lo que es.
El pomelo, atravesado por el palillo, sacó su verborrea y le sugirió que todo era una venganza de "la voz". Inmediatamente Martínez se separó de éste y le gritó ¡Por qué no te callas! ¡Quién te ha dado bola en este entierro! El pomelo, llamado Pepis, se rebotó, se cruzó de brazos y frunció el sueño. ¡Que te den, Martínez! Martínez, puso los pies sobre la mesa y le pidió a la camarera un emparedado con salsa de martirio. Estás más tonto... contestó ella. Y Pepi añadió: no se entera de nada.
Martínez, harto de no saber qué hacer con su muerte, decidió seguir viendo la tele. Estaba apagada, pero desde que está en este plan, mirar la pantalla en negro es lo que más le motiva. No sueña porque no duerme, no lee porque no quiere, no come aunque cree hacerlo, no canta porque nunca ha sabido, fuma porque en la cafetería se lo permiten y habla con el geniecillo que sale de vez en cuando por su pene sobre el significado de la vida; la muerte, de momento es lo que es.
Comentarios
Es ahí, donde empezó todo, y por lo que no puede salir... porque apagó la tele.
Me gusta el cambio de letra.