Ir al contenido principal

AL HILO DE LOS DESPROPÓSITOS

Siguió el hilo que le había tendido Rosmario, pero sólo hallaba deformidades morales, miserias varias y un sinfín de preguntas sin respuesta. Hizo una pausa para despojarse del chubasquero que se acababa de comprar en H&M; tenía calor y había pasado una hora desde que entrara por la puerta de su piso decidido a deshojar las posibilodades del hilo. Continuó tirando; abriendo interrogantes y recibiendo respuestas ajenas a la pregunta planteada... pero no cejó en su intento.

¿No veo, no escucho, me callo, ni siento ni padezco?
Al final Johnny agarró su fusil y empezó a ametrallar el panel con más preguntas, tipo: ¿Alguien escucha a alguien? ¿Si acabo de colgar una foto sobre una persona enferma -digámoslo así- por qué me contestáis: "qué buena foto" y poco más? ¿Por qué nadie argumenta y sólo me remite a respuestas de otros a través de links? ¿Por qué ante una pregunta retórica hay tantos: " a mí me pasó lo mismo", "yo conozco a alguien que pasó por eso", yo yo yo yo yo yo yo y YO?

¿Johnny? Qué. ¡Cállate! Vuelve a ponerte el chubasquero y sal a la calle a dar una vuelta, luego sube otra vez a tu casa, mira a tu alrededor y descubrirás que hay alguien muy cerca de tí que te hizo una pregunta hace una semana y que aún no has contestado... aunque me temo que ya se ha ido por la falta de respuestas...

¿Quién habla?
Tú mismo, chaval... ¿Rosmario? ¡Que tú mismo, chaval!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
... Y estuve sin ser yo, siendo yo, perdido, encontrado, insomne, majadero, inconsolable, ruin, carcomido, triste como un zapato colgando de los cables de luz. Pero sobre todo, contra todo, atrapado por una furia que debía ser desolación y que me tuvo inerme, a su merced, avergonzándome con los cambios de la razón a la razón en que viví.
Un saludo Johnny
copifate ha dicho que…
Inermes estamos, pero no perdamos la razón, ni la capacidad de compasión con los demás y con nosotros mismos. Esto es lo que hay y en el paquete entra todo, lo que entendemos y lo que no, lo que nos gusta y lo que odiamos. Convivamos con las contradicciones y elijamos libremente, todo un plan.
¿Que a qué viene ésto? Pues no lo se, pero del blog de hoy y del comentario precedente de escapa un aroma triste, melancólico, de búsqueda.
Añado: NUNCA HUBO PARAISO. Se aceptan ideas para su construcción.
Dani Seseña ha dicho que…
Y al final, reseteé, me desperté y fui a combrar un par de kiwis de tierra media. No es triste, aunque es necesaria una catarsis con matices dramáticos, para despertar de algunas frases tan subordinadas que a veces no sabes cómo salir de ellas. Internet es igual... un inmenso, infinito, libro en blanco que te llama para que pongas las cosas claras sobre el claro del blanco roto. Lo mejor de todo, es que si abres la mente y la boca después descubres que el diálogo siempre ha estado ahí. Gracias Johnny... Y Juan, si no fuera porque no te conozco diría que me recuerdas a mi padre.

Salud!

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

El Cerrojo

Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina. 

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...