Mario Ferviente retrocedió sobre sus pasos y llegó a su pueblo natal después de 20 años buscando. Su primera sorpresa fue encontrar que su mejor amigo, Renato Variante, se había convertido en traficante de adverbios; y Rubén Vaca, su otro gran colega, en corruptor de tenores. El panorama de Castrunterinza (pequeña pedanía situada entre Algente y Akranes) no era el que había imaginado, pero tampoco el no imaginado, simplemente había cambiado. No tanto él, la frustración de Ferviente era esa: sentir no haber cambiado a pesar de dos décadas de cambios de sentidos y direcciones.
Se tomó un tinto con Renato y le contó lo bien que le iba trapicheando con los adverbios. ¡Todo el mundo necesita adornar sus verbos, Mario, pero pocos se atreven a ir a los puntos oficiales a pedirlos! Yo se los dejo baratos y en el anoniomato. Claro, qué ocurre. Que en este pueblo todo se sabe y vienen de fuera a pedirme palabras, figuras retóricas. Hasta me han querido hacer una entrevista con cámara oculta y todo. Aquí, Mario, vienen hasta académicos con raros síndromes suplicándome, con sudores fríos, que les pase un adjetivo... ¿Cómo se conjuga eso?
El café llegó después y por separado con Rubén. Lo de la corrupción de tenores es otra cosa. Castrunterinza siempre tuvo exceso de tenores. Nunca nadie ha sabido muy bien por qué, pero muchos, hartos de las voces diurnas y nocturnas que no paraban de interpretar, decidieron tomar medidas. Rubén, el más quemado de todos, propuso 'cortarle' los huevos. Inventó un método (que aún no ha desvelado) para persuadirles y convertir a las jóvenes promesas en castratos afónicos. El pueblo sigue teniendo fama, pero se ha visto mermada gracias a Rubén. Al que oficialmente nadie culpa sino agradecen.
Lo de Mario ya es otra historia...
Salud!
Se tomó un tinto con Renato y le contó lo bien que le iba trapicheando con los adverbios. ¡Todo el mundo necesita adornar sus verbos, Mario, pero pocos se atreven a ir a los puntos oficiales a pedirlos! Yo se los dejo baratos y en el anoniomato. Claro, qué ocurre. Que en este pueblo todo se sabe y vienen de fuera a pedirme palabras, figuras retóricas. Hasta me han querido hacer una entrevista con cámara oculta y todo. Aquí, Mario, vienen hasta académicos con raros síndromes suplicándome, con sudores fríos, que les pase un adjetivo... ¿Cómo se conjuga eso?
El café llegó después y por separado con Rubén. Lo de la corrupción de tenores es otra cosa. Castrunterinza siempre tuvo exceso de tenores. Nunca nadie ha sabido muy bien por qué, pero muchos, hartos de las voces diurnas y nocturnas que no paraban de interpretar, decidieron tomar medidas. Rubén, el más quemado de todos, propuso 'cortarle' los huevos. Inventó un método (que aún no ha desvelado) para persuadirles y convertir a las jóvenes promesas en castratos afónicos. El pueblo sigue teniendo fama, pero se ha visto mermada gracias a Rubén. Al que oficialmente nadie culpa sino agradecen.
Lo de Mario ya es otra historia...
Salud!
Comentarios
Un saludo
Anonima Mente
De lo que estaré pendiente es la historia de Mario, me intriga.
Zap: El Defensor del Tenor
Porque soy tenor (mediocre) y espero que no me corrompan (ni me corten los huevos)
Y porque soy escritor, y un par de adverbios de vez en cuando no me vendrían mal...
Un abrazo zurdo.