Ir al contenido principal

ESTA BOCA ES MÍA

Hay gente que parece saber más de ti que tú mismo. Hay gente que tira "pa fuera" sin ver defectos propios... esos típicos que vienen de fábrica. Hay gente que regala consejos vacíos porque sí. Hay gente que te da la brasa en general, que habla para que te calles, que expulsa sin filtrar... Esa misma gente -Y otros perfiles- es la misma que te dice (creyendo verter y exhibir la reflexión del siglo): "¿Te das cuenta de todo lo que te pierdes sólo por el echo de no mirar hacia arriba?"...

Son los típicos que te dicen que mires a las azoteas (qué paradójico, no? por lo de ser incapaces de mirarse la suya propia, lo digo) y menos al suelo. Son... insoportables. Pero bueno, hay que convivir con ellos y tolerarles, claro está. Porque en esta vida tiene que haber de todo y todo tipo de fauna. Incluyo en esta frase al "bicho" que TODOS llevamos dentro y con el que tenemos que entendernos sí o sí, si no queremos ser como el hacedor de reflexiones vacías.

Menos mal que uno, de vez en cuando, saca la mala leche que tan bien viene en ocasiones para decir, pues no, yo paso del cielo... me gusta ver qué pasa por los suelos. Y por los suelos pasa que te encuentras con estas cosas que véis en la foto recién hecha... Bien fresquita como la boquita de la que se ha desprendido. Una dentadura de palo yace sobre la acera para ¿decirnos qué? Pues no lo sé, pero desde que perdí parte de mi pieza 36, estoy más sensible dentalmente hablando y emocionalmente también; por qué no.

Uno no sabe
qué pierde hasta que se le cae. Uno no sabe que incluso el consejo más caspa del tío o tía más caspa del barrio puede ser útil. Uno no sabe que hasta la persona más estúpida del lugar puede tener su punto... hasta que lo pierde. Pero lo que uno debería saber -a mí me lo digo sin intención de sentar cátedra- es que hasta la dentadura más insignificante necesita tomar distancia para construír su propia boca y así construír sus propias palabras, reflexiones y azotea.

Salud!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Algunas personas son especialistas en juzgar/aconsejar/valorar a otras, esas mismas personas normalmente no se suelen cuestionar ni lo más mínimo y desde luego si lo hacen, son consigo mismo todo lo permisivos que no son con los demás. Paradójico??
Yo la azotea hay veces que más que último piso parece que es un vagón del metro en hora punta.
Un saludo Dani!!!

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...