Ir al contenido principal

CONTRA LA CEGUERA: PREGUNTAR

Mientras terminaba de descargarse el concierto No.1 de Tchaikovsky para piano y orquesta, Rinher Puchero bajó a por el pan, se mordió parte de la uña desatendida y limpió un rayajo de la pared (que también, como la uña, estaba en espera). En todo ese intervalo de fenómenos para normales hizo un hueco... para pensar en lo mucho que detesta un aspecto en concreto de sí mismo: marear la perdiz cuando tiene que tratar un tema conflictivo con su vecino, Rai Foucault.

En este caso, el conflicto reside en superar lo mal que se caen desde hace unos meses. Pero saben que han de restablecer una convivencia sana. Se conocen desde críos y siempre se han considerado "mejores amigos", pero algo torció -no de golpe- las cosas. Rinher decidió -eso sí fue de pronto- preguntar por qué en relación con algunas costumbres compartidas y Foucault se quedó con el péndulo -que no con el bolo- colgando. Se cabreó y empezó a reprocharle argumentos reprimidos desde la infancia.

La ruptura entre ellos fue inminente. Más por parte de Rai que de Puchero. Una vez formulada la primera pregunta, llegó la segunda, la tercera y todas las demás. Rinhern podía parar de preguntarse por cosas que jamás había cuestionado. Algo parecido a lo que le ocurrió a Código Daiton en su fortín. Pero la primera cuestión fue letal: ¿Por qué sigues cobrando de la comunidad si ya no eres portero?

Dejó de marear la perdiz que había comprado en el mercado de Chamberí y directamente la retorció el pescuezo. Después se tomó unas olivillas acompañadas con un Ribera que prefiere no desvelar. Dejó el hipo que suele alquilar en momentos así y llamó a la puerta de Rai. Éste, descompuesto trató de intimidarle con los roles que siempre han mantenido: Rai el "tomadecisiones" y Rinher el "medejollevar". Pero Puchero ya no es el mismo... no sucumbe. El desenlace... se verá.

Mucha Salud!
-------------
*La imagen: El Grito, de Antonio Saura.

Comentarios

Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
Esperamos ansiosos la segunda parte. Promete. A ver por donde sale la cosa.
Anónimo ha dicho que…
esta historia de fenómenos para normales (qué bueno!!!) me sugiere varios desenlaces, que pasan por sucumbir, abrazarse, mandarse a la mierda perdiz en mano.. Me los quedo, pienso y sonrío y espero ese final de verdad. isa
Dani Seseña ha dicho que…
No sé si lo veremos, a mí me inquieta mucho. No sé por dónde va a salir esta película. Tiembla Eeeeeepaña (pronunciado sin "s", ni líquida ni sólida, ni mucho menos gaseosa).
Anónimo ha dicho que…
aunque no lo veamos por algún sitio acabará saliendo, seguro. De todas formas yo tengo mis finales de esta historia guardados por si acaso no aguantase quedarme con la duda para normal(es).

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co