Ir al contenido principal

Y EN EL AVE TRAS EL EBE, ESTE POST

Lo personaliza todo. Christian Perdido hace saber a todo su entorno que es su entorno y de nadie más. Y si caes en él, debes saber que serás customizado a su gusto... Lo hace por cazar y necesidad. Si hablas con él, tus palabras te abandonarán y dejarán de sonar bajo la tutela de tu voz; el timbre es suyo. Si te fotografía, serás imaginado para siempre.

Todos somos pedazos de su panorámica. A priori asusta, porque a nadie le agrada ser esclavo sin saberlo. Sin embargo, cuando ya has pasado a formar parte de su película, es practicamente imposible encontar un resquicio entre fotograma y fotograma para escapar. Es más, te olvidas de que en algún momento quisiste hacerlo.

El problema (para Christian Perdido) viene cuando algún elemento de su mural decide reclamar, no ya su personalidad propia, sino ser personalizado adecuadamente... Entonces, se pierde, se marea, se tambalea, sueña con peluqueros que le recortan la libertad de disponer, se precipita al vacío del intestino grueso, teme, padece, vomita, se ahoga, sufre pálpitos en la coronilla poblada de conflictos por venir, etc. Un cuadro (otro) difícil de personalizar, ya que el facultativo teme ser personalizado por un paciente muy contagioso y cabrón... a su estilo.

Al final, todo queda en un recuerdo de alguien que es mencionado en una conversación cualquiera, en un entorno cualquiera. Un recuerdo de una idea que ese alguien escuchó de refilón a otro alguien y en otra conversación poco sincera.

Salud!

PD.: Post inspirado en Blow Up (Anonioni, 1966), mientras la veía en el IPod esperando al AVE tras el EBE...

Comentarios

Juana ha dicho que…
Hay captadores de imágenes tan geniales, que querrias ser por siempre ..... una de sus imágenes.
También captadores de palabras tan brillantes, que querrias ser .... uno de sus poemas.
Aunque, pensándolo bien, mejor "Ser" sin más ......
Anónimo ha dicho que…
¡pues que vivan las conversaciones poco sinceras cuando el resultado es este!.
Siempre hay personas con algo especial que atraen sin remedio y sin saber por qué (el 2º párrafo, una maravilla).

isa

P.D: "si te fotografía, serás imaginado para siempre", ¡genial!
P.D2: qué bonito comentario Juana.
Anónimo ha dicho que…
Hola,yo me identifico con esa coronilla poblada de conflictos por venir que sufre pálpitos y desearía independizarme de Christian Perdido que es quien realmente los sufre y no me deja liberarme de sus ecos. Con el conflicto me basta, no quiero pálpitos.
Hasta luego
Eva
copifate ha dicho que…
Me apresuro a incluir mi comentario antes de que otro asombroso cuento deje atrás a la maravilla de hoy: intento hace días ,siguiendo el ejemplo, retorcer la realidad que me rodea a ver si escurre algo pero es muy dificil...
Dani Seseña ha dicho que…
De verdad que vuestros comentarios emocionan. He estado un poco ausente con esto del EBE y pensé que me apresuraba al escribir el post mediante el móvil en el AVE... En fin, gracias y espero, que como lo bueno, no faltéis nunca en este blog. Mañana, ya voy con otra historia... Isa, prometo comentar en tu "historia de mierda", que es como sabes "brutal" y necesito mi tiempo. Juana, gracias, por ese permanente apoyo y por esas frases (coincido con isa). Copifate, Eva... Gracias sinceras.

Salud!

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...