
Evaristo, impasible, fue a contar los beneficios del mes y a jugar un rato con la rana que había robado del estanque de Morientes, el directivo vecino de la mansión... a la derecha al que odiaba y envidiaba. No notaba nada, la vida ya la tenía resuelta, sólo esperaba con ansiedad creciente las consecuencias de su "apretón". A la mañana siguiente despertó en otro lugar: la casa de Morientes, quien se había convertido en su padre y él era un mico de 5 años con la misma mentalidad del día anterior.
Morientes se acercó a echarle la típica charla de padre por haber cometido alguna fechoría propia de un crío de su edad. Después, castigado, fue a cotillear quién/qué había en la casa de la izquierda y se vio a sí mismo con otra actitud, regando un jardín estanco sin ranas ni consecuencias. Pero ya no era él, siéndolo. O al menos había perdido la conexión consigo mismo y su núcleo cerebral estaba bajo la tutela de Morientes. No paró de llorar en tres días. Pero poco a poco, se integró en su nueva familia.
Salud!
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