Ir al contenido principal

EL ÚLTIMO Y CÁLIDO BOLARDO

Este es un post protesta; me explico: el otro día (sin especificar) me fui con un cámara de TVE a grabar “las entradillas” del bloguero (cuando salgo con voz en off en Cámara Abierta 2.0 frente a un portátil hablando del reportaje que viene a continuación). La localización: una cafetería en lo alto de la Plaza de Callao (Madrid). El tráfico estaba imposible y tuvimos que descargar el equipo de grabación (cámara, trípode, portátil…) en una calle cercana y minúscula…

Íbamos mal de tiempo, y con las prisas y el ímpetu propio del momento, abrí la puerta del coche y salí como una exhalación. No reparé en lo que había a la altura de mi espinilla izquierda: un bolardo de esos que están por todo Madrid. Bien macizo, bien anchote, lleno de relieves y adornos. El golpazo que me di sonó hasta en Tordesillas… El grito no, porque como uno sabe cómo hacerse el machote en estas circunstancias laborales… Pero por dentro me retorcía del dolor.

Vamos, vamos. Llegamos, rodamos y nos volvimos con la misma prisa con la que llegamos. Hoy lo cuento junto a un compañero que me ha salido –abombado y moradillo- en la pierna de izquierdas. En resumen, si un día me veis en el programa con el gesto extraño, no me lo tengáis en cuenta… en ese momento me estoy acordando de los diseñadores e impulsores de todas esas puñetitas, tales como bolardos, chirimbolos y otros abalorios urbanísticos que pueblan nuestras calles de Madrid.
-----
*El bolardo que ilustra este post no es el culpable, pertenece a la galería de Flickr: http://flickr.com/photos/. No pude hacerle la foto yo mismo porque sigo con mi teléfono en el taller y el que llevo no tiene cámara.

Comentarios

copifate ha dicho que…
He montado un grupo que se llama "meniscos rotos", al que puedes apuntarte. Hace poco cruzando una calle y mirando el tráfico para evitarlo accedí a la acera contraria entre dos coches de forma que cuando quise darme cuenta estaba en el suelo, de bruces, retorcido de dolor y con esa mirada estúpida que ponemos para dar a los demás la sensación de que estamos en el suelo por gusto. Toda una humillación. Por cierto no era en Madrid, que en todas partes cuecen habas.
copifate ha dicho que…
Se me ha olvidado decir que la razón del batacazo fué un bolardo que impactó a la velocidad del andar en mi hinojo derecho. A la misma velocidad del impacto en una puerta de cristales que no hemos visto. Un ostión.
Por cierto, esos bolardos se ponen para evitar el aparcamiento de coches sobre la acera: la solución sería que la ciudadanía fuera más solidaria con el resto de la ciudadanía.
Anónimo ha dicho que…
Los bolardos nacen, crecen y se reproducen como "aves conejo". Son una plaga, en efecto, en Madrid y en toda ciudada que se precie. En efecto, se trata de parar con ellos la agresiones de los conductores insolidarios. En efecto, es una humillación caer al suelo después del ostión...

Copifate, me sumo a Meniscos rotos.
Anónimo ha dicho que…
En una calle céntrica de Madrid hace pocos días se monto un atasco de sillas de bebé. El primero se enganchó con su rueda en un bolardo y los que venían detrás se bloquearon. Hubo algún listillo que se salto la cola por la calzada pero entonces vino un coche por detrás y se puso a pitar. El pitido despertó a los niños que dormían plácidamente en sus sillas y se echaron a llorar. Y los padres se echaron a por el del coche. Nadie se dió cuenta de que en la otra acera había un atasco de gente cargada de bolsas de la compra...
Anónimo ha dicho que…
Zapateta, los bolardos sacan lo peor del ser humano.
Anónimo ha dicho que…
Siento lo de tu ostión...cañamón!
Anónimo ha dicho que…
Es lo que tiene. Gracias por tus condolencias, me estoy recuperando.
Nacho Hevia ha dicho que…
bueno, como decía en mi escuela la enfermera: "¿Te duele? Aremángate que te echo Reflex" Daba igual que fuesen las rodillas o las muelas... ayyy

besos!
Anónimo ha dicho que…
Más vale bolardo en mano/rodilla que ave-conejo volando...
Anónimo ha dicho que…
un ostión de tal magnitud no se cura ni pá´ Dios con Reflex, ¿alguien te auxilio, Dani? aunque no gritaras, veo ese leñazo de tal magnitud y vamos requiere primeros auxilios, looooo menos jajaja

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...