La fiebre por seguir el rastro del pegador freudiano se extiende. De momento no puedo mostraros la foto que ilustra el momento que os voy a describir a continuación; de hecho es la anécdota del post de hoy. Y es que un gran amigo mío -conocido como Roberto- estaba comiendo en algún lugar de Madrid con su chica –conocida como Carmen y gran amiga también-. Joviales salían del restaurante cuando algo les llamó la atención…
En una columna de hormigón que sujetaba parte de un complejo –conocido como edificio- descubrieron un círculo pintado y un letrero debajo: “Entrégate”, rezaba… Y qué había en el centro del círculo. En efecto, la cara pegada de Freud. Nuestro amigo había colocado el rostro de ‘Sigi’ en un garabato ya trazado.
Roberto inmediatamente sacó el móvil para capturar la imagen, disparó y al pulsar a enviar -¡Oh sorpresa!- se le apagó. Bueno, pues se enciende y ya está, diréis. Pues no. Mi amigo que no suele apagar el aparato se olvidó el código de entrada -conocido como PIN-… y obviamente también del PUK. Aún así intentó conectarse una, dos y tres veces. ¿Resultado? Celular bloqueado.
Cuando llegó a la tienda de su operador móvil correspondiente, todavía con la esperanza de enviarme la foto, le dijeron que su tarjeta SIM estaba dañada… Tenía que llevarse una nueva. Lo hizo y al conectarse de nuevo, ya lejos de la escena freudiana, comprobó que la foto no se había gradado.
Me lo tengo que hacer mirar, exclamó Rober después de contarme esta breve historia. Sí, le contesté. En cuanto vuelva por ahí, si sigue Freud en su sitio, te la hago, me tranquilizó. Terminamos la conversación –por teléfono- ‘inmóviles’y muertos de risa.
En una columna de hormigón que sujetaba parte de un complejo –conocido como edificio- descubrieron un círculo pintado y un letrero debajo: “Entrégate”, rezaba… Y qué había en el centro del círculo. En efecto, la cara pegada de Freud. Nuestro amigo había colocado el rostro de ‘Sigi’ en un garabato ya trazado.
Roberto inmediatamente sacó el móvil para capturar la imagen, disparó y al pulsar a enviar -¡Oh sorpresa!- se le apagó. Bueno, pues se enciende y ya está, diréis. Pues no. Mi amigo que no suele apagar el aparato se olvidó el código de entrada -conocido como PIN-… y obviamente también del PUK. Aún así intentó conectarse una, dos y tres veces. ¿Resultado? Celular bloqueado.
Cuando llegó a la tienda de su operador móvil correspondiente, todavía con la esperanza de enviarme la foto, le dijeron que su tarjeta SIM estaba dañada… Tenía que llevarse una nueva. Lo hizo y al conectarse de nuevo, ya lejos de la escena freudiana, comprobó que la foto no se había gradado.
Me lo tengo que hacer mirar, exclamó Rober después de contarme esta breve historia. Sí, le contesté. En cuanto vuelva por ahí, si sigue Freud en su sitio, te la hago, me tranquilizó. Terminamos la conversación –por teléfono- ‘inmóviles’y muertos de risa.
¡Salud!
PD.: CONOCIDO: ¡ENTRÉGATE!
-----
*Si la foto llega... os la pasaré, mientras tanto os ilustro la entrada de hoy con este fotomontaje que he tenido que hacer aprisa y corriendo con el "Paint".
Comentarios
Gracias por comentar, Jose. Un lujo que te pases por aquí. Abrazos blogueros!
Espero que encuentre nuevamente la pintada tu amigo y que te la envie para poder verla.
Malta 100%, a partir de las 11 (más menos) tienes el prgrama en www.rtve.es/camaraabierta. Desde "Enredados" puedes "embeberlo".
Un saludo a todos.
¿Sacra, Capi, copifate, zapateta, eva... dónde estáis?
Abrazo