Metro de Madrid, 8 de la mañana. Dos chavales universitarios ’dialogan’ -entre bostezos otoñales- sobre su incipiente carrera de periodismo... Se dirigen a la ‘Complu’ (Universidad Complutense de Madrid) y hacia un futuro incierto. No han empezado a estudiar y ya hablan de pasar de estudiar y poner un chiringo en Ibiza o en Torrevieja.
Uno dice que pasa de política, el otro asegura: “el periodismo me la sopla”. Total –reflexiona el primero- con la crisis acabaremos reponiendo marcas blancas en el Día. Ya te digo –empatiza el otro-.
Un pasajero anónimo se levanta de su sitio y se dirige a ellos: ¡lo lleváis claro conmigo, chavales! Una señora, les susurra desde atrás: éste es el de redacción periodística… Los dos estudiantes se miran –flipados- y se callan. Del fondo del vagón surge hasta el “primer plano” un boxeador vestido de corto y muy estrafalario. Cruza la escena, los mira a todos y cuando cierra la puerta que da acceso al vagón contiguo, masculla: en al cuadrilátero me gustaría veros a todos, gañanes.
¿Profesor? Le llaman los estudiantes con cierto coñeo que tratan de convertir en simpático para evitar un etiquetado prematuro. Díganme, contesta el profesor. No se lleve una impresión equivocada… Es que los jóvenes lo tenemos chungo. El maestro se encoge de hombros, pasa de ellos y se dirige a un veinteañero que no para de teclear en su portátil al fondo del “metro”. Le pregunta ¿Lo tienes? Lo tengo, contesta.
Chicos, gracias, ya tengo mi post de mañana. ¿Y el negro? Pregunta el que pasa de política. Es un alumno que no leía los periódicos, ni los digitales. La señora que les susurraba vuelve a su sitio y pulsa stop. Lo ha grabado todo. Es para el videoblog de mi hijo. Los dos chavales se miran… ¡Flipo, tío! Ambos a la vez. Pues yo… suspira el… ‘negro’.
Uno dice que pasa de política, el otro asegura: “el periodismo me la sopla”. Total –reflexiona el primero- con la crisis acabaremos reponiendo marcas blancas en el Día. Ya te digo –empatiza el otro-.
Un pasajero anónimo se levanta de su sitio y se dirige a ellos: ¡lo lleváis claro conmigo, chavales! Una señora, les susurra desde atrás: éste es el de redacción periodística… Los dos estudiantes se miran –flipados- y se callan. Del fondo del vagón surge hasta el “primer plano” un boxeador vestido de corto y muy estrafalario. Cruza la escena, los mira a todos y cuando cierra la puerta que da acceso al vagón contiguo, masculla: en al cuadrilátero me gustaría veros a todos, gañanes.
¿Profesor? Le llaman los estudiantes con cierto coñeo que tratan de convertir en simpático para evitar un etiquetado prematuro. Díganme, contesta el profesor. No se lleve una impresión equivocada… Es que los jóvenes lo tenemos chungo. El maestro se encoge de hombros, pasa de ellos y se dirige a un veinteañero que no para de teclear en su portátil al fondo del “metro”. Le pregunta ¿Lo tienes? Lo tengo, contesta.
Chicos, gracias, ya tengo mi post de mañana. ¿Y el negro? Pregunta el que pasa de política. Es un alumno que no leía los periódicos, ni los digitales. La señora que les susurraba vuelve a su sitio y pulsa stop. Lo ha grabado todo. Es para el videoblog de mi hijo. Los dos chavales se miran… ¡Flipo, tío! Ambos a la vez. Pues yo… suspira el… ‘negro’.
PD.: Basado en hechos irreales
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*La imagen corresponde a Pau Sánchez.
Comentarios
NO OLVIDO EL DE "ME HE QUEDADO CON TU IP (O ALGO ASÍ)..."
Un abrazo!
Gracias.
Gracias!