Ir al contenido principal

LA VENTANA MEDIO LLENA

Porfirio se había quedado dormido sobre su teclado. Desconocía, cuando despertó, las horas que llevaba con el moflete derecho sobre la barra espaciadora y sus teclas colindantes. Miró por la ventana y tras comprobar que el hombre de la gabardina y el sombrero de copa había abandonado la farola de enfrente, se fue a tomar unos anacardos tostados… Ruiseñor, por supuesto.

En realidad ese hombre no existía, pero le gustaba pensar que un símbolo de la novela negra le seguía a todas partes. Porfirio no es escritor ni ebanista, simplemente es un barrendero venido a menos que usa el ordenador para escribir cartas a una novia que nunca ha tenido. Él conoce su inexistencia, pero aún así escribe. No tiene a nadie, su último periquito palmó por una sobredosis de alpiste sobredimensionado en axiomas avícolas; su hermana Brunela salió despedida de un coche de choque en las fiestas de Patata Calimera, una pedanía situada en algún lugar entre Móstoles y Ontario… No se ha sabido nada coherente de “Brune”.

Solo y al borde de la locura, Porfirio trata de encontrar una vida mejor de la mano de una novia que no tiene. Anoche, antes de caer sobre el teclado, se le apareció una especie de hada madrina con cierto parecido a Margaret Tatcher. Le dio un guantazo y le escupió a la cara… y sin mediar palabra. Después apareció un holograma de David el Gnomo, acompañado de Chanquete (también en holograma), parecía que con mejores intenciones. Pero se enfrascaron en una discusión sobre el motor único de la Fórmula 1, se dieron de hostias y se esfumaron.

Se lamentó durante horas sobre lo patética que era su vida. Sólo su piso en pleno Malasaña le mantenía con vida. Era su barrio, su lugar. Por la ventana tenía a todos sus amigos e iconos… Juan el camello, Roberto el mody, Maica la peluquera, Esther la enfermera, Marco el del perro, Sanchís el camarero, Matías el otro camello y muchos más anarquistas.


Después de comerse los anacardos, Porfirio tomó una decisión: salir a la calle y pasear… y todo lo que barriera lo haría “pa'casa”. Ya estaba bien de recopilar la mierda de los demás. Si la mierda me acecha, que al menos sea mí mierda. Así se animó. Estaba de baja por depresión, así que no tenía que ir a currar. Se compró un disco de las Bodynatchers, unos lichis, se hizo unas torrijas y a ritmo de Ska se pasó la tarde escribiendo la carta más larga a su novia; que por cierto se llama Amalgama Osuna, pero el hombre misterioso de la farola prefiere llamarla Francisca.

Continuará… O no.
Salud!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Capitán Garfio

Estaría bien,que cuando mencionases uno de estos grupos,los cuales,sabes,son de mi devoción,pusieras alguna canción del mismo,para poder deleitar a las personas que no conocen este tipo de bandas.
Pienso que enriqueceria el post.Es una sugerencia,que a mí personalmente me gustaría.
Un saludo y feliz puente.
Anónimo ha dicho que…
Capitán Garfio:
También me interesa la Formula 1,y soy forofo de Fernando.
Aunque no lo creas, lo de Capitán Garfio nació de ahí,del pique del año pasado,entre Fernando y Hamilton.¿Recuerdas la frase del Capitán Garfio,en la pelicula "Hook"?..¡Eureka!..Ya has desvelado mi secreto.
Dani Seseña ha dicho que…
Sí señor! Recuerdo la frase. Por cierto, está puesto un enlace directo a las Bodynatchers. Lleva al vídeo.
Anónimo ha dicho que…
Capitán Garfio:
Perdón,no me había dado cuenta,además creo que entré.
Es que tengo una cabeza...
Saludos
copifate ha dicho que…
Pues a mi me ha gustado la decisión del barrendero Porfirio de que a partir de ahora solo iba a barrer pa'casa. Y también el nombre de su novia inexistente: Amalgama; y se me ha soltado la risa floja con el guantazo de la Tatcher... y sin mediar palabra. Muy bueno. Quedo esperando la continuación.
Anónimo ha dicho que…
No me hagas mucho caso,pero creo que la canción que tocan las Bodysnachers,es una versión de 007 de Desmond Dekker.Que también es uno de los grandes del Ska y del Reegae.

Entradas populares de este blog

DESASOSIEGO ASPIRADO

No estamos en el Distrito 9 ni ante Terminators ni nada que se le parezca... sí, son aspiradoras. Llevaba con la mía más de 8 años cuando, por un fallo irreparable, me he visto en la obligación de renovar maquinaria absorbente . Así que me he metido en la sección de electrodomésticos de una gran superficie y me he encontrado con esto. ¡Joder, que estas máquinas me están mirando con cara de mala hostia! El mundo de los gadgets ha llegado, para quedarse, al territorio de los electrodomésticos. Impresionante experiencia. Para superar el choque me he ido corriendo al departamento de la tranquilidad , como de costumbre, la charcutería se convierte en mi salvavidas. De vuelta , finalmente me he llevado la más normal. No es ninguna de las que aparecen en imagen. He preferido dejarla reposar en el anonimato... Cuando la he enseñado su nuevo hogar, paradójicamente ha suspirado. Salud!

Twitter y lo que pasa...

Aún recuerdo cuando - allá por 2008 - salíamos a la calle, micro en mano, a preguntar a la gente: ¿Sabes qué es Twitter? Las caras eran un poema y las respuestas , una colección surrealista de posibilidades. Un sujetador, un bar... y sobre todo un "no sé" con risotada adjunta... Ahora, no hay informativo que se resista a su poder, ni país al intento de censura (en vano). Seguramente ésta ha sido una de las semanas más intensas en cuanto a información online al segundo se refiere. A saber, la Ley Sinde y sus movimientos, Álex de la Iglesia y sus acercamientos al 'pueblo de Internet' ; Túnez , Egipto , Jordania y ahora Yemen se remueven por dentro... Los ciudadanos, gracias a las redes sociales entre otras cosas, saben que viven bajo arresto, y no pueden más. Así que empezaremos el programa por nuestro Intérnate de la semana . Es decir, lo más movido de la Red y lo que viene; y en este particular destacamos un documental sobre el periodista 'mágnum' Enrique Me...

El Cerrojo

Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina.