Ir al contenido principal

La tele hasta en la sopa… digital


Si hubiera que definir de qué va este episodio de Cámara Abierta, podría decir ¡¡De tele en toda sus virtudes y dimensiones!! Y quedarme tan ancho. Pero no, va de algo más… Podemos hablar de esa caja -siempre tan tonta y cuestionada hasta en la Era digital- por su particular trasvase a la red. Y en esa cualidad de mimetismo con internet descubrimos su parte enigmática, por ejemplo, en el canal de Teo Plaza: MISTERIO TV.
También nos centramos en el eterno (de momento) debate sobre la convergencia entre tele e Internet. Y de este diálogo extraemos nuevas caras de distinta moneda catódica: Terra Tv, ADN Stream y la mejor posicionada después de los medios tradicionales: TELEVEO… Asistimos al primer encuentro sobre televisión online organizado por este canal y entrevistamos a su presidente, Ricardo García.


Sin duda, otro aspecto que se mueve mucho por este medio es la creatividad… Y como nos gusta tocar todos los palos, quisimos charlar con los chicos de Creativos Sin Ideas. Los hay también nativos digitales, que se montan no un canal online, pero sí un ‘garito dance’ para llevar sus fiestas y su música DJ a lo largo y ancho de la Red. Hablo, en este caso sobre DELOREAN y su prolongación bloguera: DESPARRAME.

En nuestro intérnate destacamos: El blog de Pablo Zulaica, Acentos perdidos; el experimento videoartístico de Chris O’shea… interactuando con los viandantes made in Uk; y por supuesto, la II Blogocampaña contra el porno infantil puesta en marcha por los periodistas y bloggers Nacho de la Fuente (La huella digital) y Paco Sánchez (Vagon Bar).

En el Tú Ruedas: Las Migrantes, un corto de Samuel Sebastián (sincasa@mail.com). Entre otras cosas, nos cuenta que una de cada tres mujeres maltratadas es inmigrante... Su testimonio, su grito desesperado, nos hablan de una cruda realidad que se traduce en cifras... y a viva voz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...