Estaba haciendo flexiones con los meñiques cuando descubrió el post-it que le había dejado Laura Diccionada pegado al flexo de lata. La nota era una clara declaración de intenciones, aseguraba que dejaba el salami en beneficio del lomo ibérico. Cerraba el texto con un extraño "Nos vemos". Coito Fernando, que arrastra su nombre como cadenas fantasmagóricas, la llamó desde la ventana sin éxito. Su grito cayó a la calle y en Madrid ya no hay eco que valga ni rebote; y móvil no tiene... perdió el saldo para siempre.
Laura ha desaparecido entre la maleza de los estantes del súper. La última vez que la vio un vecino fue entre los aceites. Coito buscó entre electrodomésticos y azúcares, plantas y lácteos, vinos y ropa interior... pero nada. Ni rastro. La responsable de embutidos despertó, sin embargo, toda sus sospechas. Un tic en el párpado derecho la delató. Pudo ver claramente lo que ocultaban aquellas pestañas castizas: Tu novia está en "niños", pero no te lo voy a decir, niñato.
Llegó a "infantil" casi sin aire. Pero no estaba. Desesperado fue a por un cangrejo de río y casualmente se la encontró comprando gulas. Había robado una tableta de chocolate que le asomaba por el tanga. La abrazó y le aseguró que jamás volvería a pasar hambre. La llamó Escarlata y se escitaron en la misma dirección: frutas y verduras. Hicieron el amor sobre el brócoli, entre manzanas Fuji y tomates Raf, ante la sorpresa de feligreses y usuarios. La tableta de chocolate se partió en pedazos, pero ellos volvieron felices a su piso de Tres Peces.
Salud!
Laura ha desaparecido entre la maleza de los estantes del súper. La última vez que la vio un vecino fue entre los aceites. Coito buscó entre electrodomésticos y azúcares, plantas y lácteos, vinos y ropa interior... pero nada. Ni rastro. La responsable de embutidos despertó, sin embargo, toda sus sospechas. Un tic en el párpado derecho la delató. Pudo ver claramente lo que ocultaban aquellas pestañas castizas: Tu novia está en "niños", pero no te lo voy a decir, niñato.
Llegó a "infantil" casi sin aire. Pero no estaba. Desesperado fue a por un cangrejo de río y casualmente se la encontró comprando gulas. Había robado una tableta de chocolate que le asomaba por el tanga. La abrazó y le aseguró que jamás volvería a pasar hambre. La llamó Escarlata y se escitaron en la misma dirección: frutas y verduras. Hicieron el amor sobre el brócoli, entre manzanas Fuji y tomates Raf, ante la sorpresa de feligreses y usuarios. La tableta de chocolate se partió en pedazos, pero ellos volvieron felices a su piso de Tres Peces.
Salud!
Comentarios
Fdo: Duda Razonable.
P.D: los ecos en madrid tardan días en llegar, pero al final los acabas oyendo, tal vez distorsionados.
Fdo.: un paseante sin duda alguna.
Fdo.: Una cajera aburrida.