Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Y así, Tiburcio Suárez Tropiezo me contó que Rafael Presumes y su Amada Careces se sintieron cómodos tras superar el "Qué"... Pero la joven pareja tenía un reto más gordo por delante, más opaco: Superar el "Cómo". Se mentalizaron para comenzar a profundizar en los dichos y en las palabras no escritas que daban un sentido ajeno a sus nombres. De lo único que podían presumir, matizaba Tiburcio, es de todo lo que carecían. Que era mucho.

Al separarse, algo ocurrió. Como por arte de magia, el Cómo perdido cayó por donde nadie esperaba... por su propio peso. Estaba estresado de tanto profundizar en una pareja bien conjugada, sin econtrar el significado que le habían encomendado. Sudaba tinta, le costaba respirar. Sintieron lástima, pero le comprendieron. Sabían bien cuándo uno se ha perdido. Le invitaron a tomar una decisión y cuando las dudas desaparecieron, se fue caminando, sin... taxis.
Ni dónde ni para qué ni cuándo ni por qué... no hubo más intromisiones. Tiburcio cerró la historia con un final feliz, pero ahora soy yo el que me quedo con alguna duda, pero sobre el mismo Tiburcio. Por qué me cuenta esto, cuándo decidió que cada martes primero de mes debe llamar a mi puerta para soltarme películas como ésta, de qué va, de dónde se saca tanto cuento, cómo ha sabido encontrarme y para qué...
Salud!
*El cuadro: Ib and her Husband, 1992. Lucian Freud
Comentarios
Un abrazo
Encontrando la postura correcta parece que los adverbios y otras molestias caen y dejan de incomodar. Aunque yo aún ande con algún "qué" perdido me ha parecido una maravilla de post. ¿Para qué?. Para dormir no, desde luego.
Dani, como diría Santos Isidro, nos haces vivir entre un albricias y un aydemí.
Bravo!
UN ABRAZO
EVA